miércoles, 22 de agosto de 2012

LOS SENTIDOS OLVIDADOS


LOS SENTIDOS OLVIDADOS: más que dos sentidos...cinco

Sabemos que tenemos cinco sentidos: vista, oído, olfato, tacto y gusto. Si una persona tiene deteriorado uno de esos sentidos, sabemos que una persona que padezca falta del sentido de la vista en ciego o deficiente visual, una persona con deficiencia auditiva es denominado sordo, pero ¿y cómo se les llama a las personas que les faltan los otros sentidos?

Los otros sentidos: olfato, gusto y tacto, existen. Por tanto, también puede ser que en algún momento no estén desarrollados correctamente y puede que, por algún motivo desconocido  o no, nos falten.

Como he dicho en alguna otra ocasión, no nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos. Pensamos que todo está ahí para siempre, pero cuando desaparece nos damos cuenta de lo importante que era. Sucede lo mismo con los sentidos, cuando nos falta uno de ellos, aprendemos- a la fuerza- a desarrollar los demás.

La falta de olfato es denominada anosmia. Las personas que tienen dificultad para distinguir olores son anósmicos. Nunca había escuchado esta palabra, quizás algunos de vosotros también es la primera vez que llega a vuestras mentes este concepto. Parece que el sentido del olfato lo dejamos de lado y no entiendo porqué, ya que es importante. Cada uno de ellos lo es. Seguro que más de una veza hubierais preferido no oler algo muy desagradable, pero pensar cuando es algo apetecible. A la hora de distinguir un perfume el olfato juega un papel importante. Las flores, ¿qué serían de las flores y plantas sin olor? Sí, muy coloridas, pero la rosa no sería la misma, o la menta no tendría el mismo significado. Además, no es útil solamente para disfrutar de los buenos olores, a veces nos puede ayudar a distinguir: En mi caso, distingo las especias oliéndolas: albahaca, pimientas, orégano…
Poneros en situación: llegáis a casa y notáis un fuerte olor a gas- no quiere decir que os lo hayáis dejado, puede ser que haya sido algún vecino-. Si, desgraciadamente, el olfato no funciona adecuadamente, no podréis notarlo. Caso bastante peligroso. Igual, sucede con el olor a fuego, aunque si está cerca se puede distinguir con la vista, o bien si haya alarma de incendios se escuchará, pero si está lejos no podremos notar el humo. Aunque no se pueda oler, las consecuencias pueden ser funestas: inhalación de humo: intoxicación.
De todas maneras, seguro que estás personas han aprendido a vivir con esta falta. Han desarrollado más otros sentidos, como hacemos todos cuando uno empieza a fallar.  Además, evitan tener que olores nauseabundos: lo digo en el sentido literal de la palabra, porque hay olores en el que me han llegado a entrar arcadas. Sin embargo, sé que eso no es consuelo, porque a mí también me fastidia, entre comillas, eso de: “!suerte que no lo ves!”.

Pasemos a otro de esos sentidos olvidados. El gusto. Este sentido está muy relacionado con el del olfato, pero son sentidos diferentes. Yo pensaba que si una persona no podía oler, tampoco podría distinguir sabores. No es así, se puede. Pero, quizás una que no pueda diferenciar sabores tampoco puede distinguir olores, eso no lo sé (si alguien lo sabe que deje un comentario, por favor). La falta de gusto se llama ageusia. Es decir, aquellos que no pueden saborear son llamados: ageusicos. 
No pueden disfrutar de comer algo sabroso, porque para ellos todo es insípido. Algo dulce, salado, amargo, agrio, para ellos todo es igual, con el mismo sabor: ninguno. Se podrían comer algo en mal estado, porque para ellos no estaría malo, no lo podrían distinguir. Se podría decir que es, en este caso, comer por comer.  Mirándolo por el lado positivo, seguro que todo les gusta, porque no pueden saber si les gusta o no realmente. Perdonad, mi desconocimiento ante este sentido. SI alguien quiere aportar más información al respecto, seré toda oídos. Gracias.

Otro de los sentidos olvidados: el tacto. La falta del sentido del tacto es denominado anafia. Este concepto es tan desconocido que no sale ni en la RAE.  Imaginaros lo que sería estar sin el sentido del tacto, pensamos que no es tan importante como, por ejemplo: la vista. Pero, para un ciego sus manos son sus ojos. De igual modo, no podría distinguir los puntitos del Braille. Dejando de lado, el sentido del tacto en los ciegos. Sin tacto, no podríamos notar si el agua está helada o caliente, la brisa, el aire, el calor, el césped húmedo. Acariciar. Puede que, por supuesto, puedan acariciar, pero ¿y notar una acaricia? Con lo que significa una acaricia. Pero ahí están con sus recursos. Seguro que tienen métodos para saber si algo está frío o caliente, pero los desconozco.

Sé que es una entrada un poco pobre, pero hemos añadido vocabulario a nuestro conocimiento: anosmia, ageusma y anafia. Eran conceptos desconocidos para mí. El de la anosmia no, porque tengo una amiga que la padece. De todas maneras, al no ser que lo sufras tú, o, conozcas a alguien con alguna de estas carencias, son nociones desconocidas. Están ahí, si no que se lo digan a quien día a día tiene que convivir sin ese sentido. Sin embargo, desgraciadamente, son los sentidos olvidados. Falta de conocimiento de esos sentidos que son tan importantes como todos.

Termino añadiendo que valoremos lo que tenemos. El simple hecho de oler una flor se convierte para otro algo inalcanzable. Degustar una comida estupenda, hecha por tu madre, es algo que pagarían algunos por disfrutarlo unos instantes. Poder notar la arena fresca de la arena, incluso quemarse en la arena de la playa y luego remojarse los pies en el mar, es algo impagable para los que nunca han sentido el frescor de la brisa marina. Por eso y porque la vida puede ser maravillosa, disfruta de todo, sobre todo de los momentos, instantes y cosas pequeñas.  J  

sábado, 18 de agosto de 2012

AGOSTO


PUNTOS POSITIVOS DE TRABAJAR EN agosto de 2012

Este año me toca trabajar en agosto, durante todo el verano. Creo que es la primera vez que trabajo en agosto, al menos no lo recuerdo. Quizás como medio de automotivarse y hacerlo a todos aquellos que lo están haciendo en estas fechas, vamos a sacar un poco de positivismo, de ese que a veces está escondido entre los bolsillos y volcarlo en este texto. Porque siempre hay algo positivo, aunque no lo parezca, todo depende de según como se mire, según cómo te lo plantees y cómo quieras afrontarlo.

Ahí van unos cuántos puntos positivos:

1-     Si tienes que ir en transporte público, notarás que no va cargado de gente. A pesar de que lo cojas en hora punta, no te dan los típicos empujones, ni tienes problemas APRA entrar en el vagón o en el autobús. Puede que, al ser hora punta no encuentres asiento, pero nada comparado como cuando estamos en período lectivo durante el año. Se nota mucha más libertad, más espacio e incluso más solidaridad, quizás por la empatía que despierta ver que no eres la única persona que “pringa” en verano. 
2-     Si por el contrario tienes medio de transporte privado, también verás que casi vas solo por la carretera. Los niños no tienen colegio y no hay acumulación de padres llevándoles a sus centros. Mucha gente está de vacaciones, por lo tanto, conduces con mucha más comodidad.
3-     Si tienes que madrugar, no sufrirás el calor del mediodía. Mientras la gente se achicharra en las playas, o, piscinas…Te levantas tempranita, cuando el sol aún está saludando al día,  e incluso puedes respirar algo de aire.
4-     Llegar a tu puesto de trabajo, donde- afortunadamente- en la mayoría de lugares tienen aire acondicionado. Al menos es nuestro caso. Se está muy a gusto, mucho mejor que en otro sitios. Muy fresquito. Casi no da la sensación de estar en verano, al no ser que salgas fuera y el calor te golpeé, entonces es cuando vuelves a entrar dentro de la oficina y sonríes por el alivio que sientes de estar ahí dentro.
5-     En muchos casos, al cerrar en agosto muchas empresas, otras que sí que están abiertas, ven que el trabajo se ve reducido en cantidad diferencial a la que hay durante todo el año. Así pues, el nivel de trabajo es mucho más ligero.
6-     El horario cambia. En muchas empresas durante estos meses de verano, sabiendo que el nivel de trabajo es más bajo, aprovechan para impartir el horario intensivo. Así pues, de ese modo, aunque trabajes, madrugues, incluso puedes sacar algo de tiempo para ir a la playa o disfrutar de tu tiempo de ocio. Casi es como tener media jornada, aunque hagas todas las horas.
7-     Muchos compañeros hablan de sus maravillosas vacaciones en tal o cuál sitio, pero lo que no saben es que cuando ellos estén hasta arriba de trabajo llegará tu momento. Porque tarde o temprano llega el momento de disfrutar para todos.
8-     Puede que estés sentado delante del ordenador, en tu departamento y estés solo, ya que todos tus compañeros se han confabulado para coger vacaciones durante el mismo mes, las mismas fechas, sin tenerte en cuenta. Pero, lo que no saben es que puede que trabajes más a gusto sin ellos. No es falta de compañerismo, o sí ya que ellos no tuvieron esa delicadeza a la hora de elegir sus vacaciones. Simplemente, se trata de una cuestión de comodidad, trabajando a tu ritmo. Sabiendo lo que tienes que hacer, pero sin presiones, y a veces, lo más importante: sin distracciones.
9-     No pasas calor, no hay tanto trabajo, tienes menos gente a tu alrededor. Andar por la ciudad no se convierte en misión imposible, como lo es a según que horas por algunas partes de la ciudad durante el resto del año. Puedes hacer gestiones de manera más ligera y rápida, sin tanta complicación.
10-  Al fin, y al cabo, ¡qué más da la época del año que sea!  Lo importante es: tener trabajo. Sobre todo en esta época de transición tan complicada que estamos atravesando. Así que, no hay que lamentarse por trabajar en agosto, en julio o en la época que sea. Todo aquel que trabaje, sea la temporada que sea, se tiene que considerar un afortunado.